Estamos rodeados de marcas fast fashion, seguro que te costaría pensar aunque fuese una marca sostenible. Afortunadamente, cada vez son más las personas que son conscientes del impacto que tiene la producción textil sobe nuestro planeta. También entiendo que no es fácil para esta industria encontrar el equilibrio entre el desarrollo creativo que permite la moda y utilizar recursos que respeten al medioambiente. Sin embargo, hay firmas sí que han estado trabajando en ello e intentan demostrar que es posible crear moda sin destruir el planeta.
Entre ellas se puede destacar la diseñadora británica Stella McCartney, que lleva casi veinte años creando colecciones veganas, entrando en la categoría de moda de lujo sostenible. Más próximo a nosotros, existe la marca española Ecoalf, que utiliza basura de los fondos marinos para crear prendas de poliéster reciclado.
Lanzamiento de la colección SS20 "We Are The Weather" de Stella McCartney
Otro recurso que podrían considerar las marcas es el upcycling, que trata de la creación de prendas basada en la reutilización de productos ya existentes, como convertir manteles en vestidos o llaves en broches. Además de utilizar estos recursos por razones éticas, también se pueden exprimir como fuentes de creatividad.
El concepto fast fashion se basa en comercializar a precios minúsculos por prendas que vamos a llevar pocas veces y no nos van a durar. Tenemos que ser conscientes de que lo que no pagamos nosotros, lo está pagando otra persona explotada en el otro lado del planeta. Por lo tanto, al estar tan arraigado en nuestra cultura, lo importante es empezar a reducir el consumo y darle una oportunidad al slow fashion, que su filosofía es todo lo contrario. También es importante apoyar los comercios locales y las tiendas de segunda mano.
No podemos esperar a que las marcas den el primer paso, tenemos que actuar nosotros para que ellas se vean forzadas a responder nuestras demandas y se propongan empezar el camino hacia la moda sostenible.
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